Como dijimos antes, Buda no es un dios. Él no es venerado como un santo, sino como el gran sabio, como la encarnación del Despertar.
Por esta razón, mostrar respeto por Buda será un acto central en la visita.
En segundo lugar, se realizan actos de purificación y acciones de mérito para crear karma positivo y progresar hacia el Nirvana.
Finalmente, los fieles van a los templos en busca de refugio, un lugar tranquilo donde se sienten protegidos y pueden meditar si lo desean. El mundo exterior no siempre se muestra amistoso, más bien es disperso y exigente.
El techo en varios niveles de los templos budistas evoca las plumas superpuestas de las alas de las aves, bajo las cuales los polluelos se sienten tranquilos y seguros.