Resumen
» ¿País? Tailandia.
» En pocas palabras ¿cuál es la idea? A menudo los espíritus de los antepasados habitan allí, pero ¿por qué? Damos referencias occidentales para entender el sentido de estas casitas de muñecas.
» ¿Duración?
» ¿Para quién? Viajeros que sienten curiosidad por costumbres ajenas muy distintas a las propias.
» ¿Dónde?
» ¿Cuándo? Cuando se vean en los patios y jardines.
Descripción
Desde tu primer día en Tailandia, verás algo así como casitas de muñecas en patios privados, hoteles y también en muchos edificios institucionales. Si preguntas por ellas, te dirán que son donde residen los espíritus locales o los de sus antepasados, a quienes ofrecen comida, bebida y regalos.
Aunque eso es cierto, es una explicación demasiado simple.
Para comprender su significado, es necesario saber un poco más sobre qué es el Animismo.
Vivimos en un mundo que es regular y repetitivo, pero también impredecible y caótico. Muy a menudo es acogedor, aunque siempre está lleno de amenazas para los seres vivos que lo habitan.
Desde muy temprano, los diferentes grupos de humanos en la Tierra se han esforzado por comprender cómo y por qué suceden las cosas y, si fuese posible, controlarlas.
En la tradición judeocristiana, por ejemplo, la respuesta implica la existencia de un Dios Todopoderoso que creó el universo y a los humanos como parte de ese universo, como una categoría especial de ser, el único a su imagen y semejanza.
Durante siglos, todo lo que sucedía o no, lo que fue o debería haber sido, estaba relacionado con esa voluntad divina.
Los grupos animistas también se preguntan cómo es el mundo y los seres que lo habitan, así como las fuerzas que lo mueven. A este respecto, son muy similares a todos nosotros, aunque su respuesta es muy diferente.
No existe un dios creador similar al del mundo occidental, ni el ser humano ocupa una posición tan privilegiada en la naturaleza, sino que es uno entre todos.
Entre sus creencias destaca la existencia de otros seres que carecen de un cuerpo físico, es decir que, como muchas personas, creen que existe más de lo que nuestros ojos y oídos alcanzan a percibir. Los llaman ‘phi‘ o espíritus.
Estos seres también influyen en los acontecimientos de la vida cotidiana y tenemos que hacer frente a su existencia, saber cómo manejarlos para evitar daños y, en la medida de lo posible, convencerlos de que nos ayuden.
Algunos de ellos son especialmente influyentes, como son los espíritus de los antepasados, que deben ser recordados y honrados. Por eso construyen los altares y las casitas que ya habrás visto.
Y, por supuesto, no esperan que salga un espíritu para devorar la comida o el té, de la misma manera que nosotros no esperamos que nuestros muertos salgan a oler las flores que depositamos sobre sus tumbas en señal de afecto y respeto.